En los últimos meses se han sucedido tres hechos en que han debilitado el escenario internacional y con ello el interno, el primero es la guerra comercial entre China y Estados Unidos, el segundo el brote del coronavirus y tercero la guerra de precios en el petróleo. Estos tres hechos han actuado como una escalada de debilitamiento de las economías del mundo, impactando en Chile, donde es posible notarlo por la baja en la cotización de la bolsa nacional, la baja en el precio de nuestro principal commoditie el cobre, la baja en el petróleo y el aumento del precio del dólar, con efectos en las exportaciones de la economía, la producción, el empleo, la inversión, la demanda agregada y finalmente el PIB.
Lo que podemos esperar es que un shock negativo por el lado de la oferta (disminución de la producción mundial), nos lleve a un decrecimiento de la inversión, salarial, de la demanda y disminución del empleo, este proceso tendría como resultado una baja en las proyecciones de crecimiento económico del país y el mundo.
Se hace evidente en esta coyuntura que la apertura de la economía chilena al mercado internacional ha debilitado las capacidades internas de nuestra economía, haciéndola profundamente dependiente de los vaivenes internacionales, en un escenario de crisis mundial solo podemos recurrir a las capacidades propias para obtener un crecimiento real que se acerque a la tasa potencial de crecimiento del país.
El problema es que la estrategia económica de los últimos 30 años nos deja con una economía incapaz de asumir el desafío, y los cambios necesariamente pasan por soluciones que afectando la concentración de la riqueza provean de mejores condiciones de vida a la población. Si, no invertimos en la clase trabajadora del país, que es más del 75% de la población, no existirá futuro para la economía chilena, el problema es que los bajos salarios endémicos han debilitado al trabajo y a la composición de la economía, pero avanzar en esa dirección necesariamente requiere reformas resistidas por las elites económicas del país, no es posible pensar en transformaciones de fondo sin una fuerza viva que estructura la sociedad en torno al trabajo.
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Análisis Coyuntura Económica FIEL- Semana 9 de marzo 2020