La expectativa de los actores del mundo social sobre la tasa de desempleo eran pesimistas. Más de algún economista o personero de gobierno vaticinó una tasa del orden del 10%, como un efecto perverso de las movilizaciones sociales en nuestro país, pero el resultado no puede ser más opuesto, la tasa de desempleo alcanzó el 6,9%, bajando en 0,1% con respecto a la medición anterior y aumentado en 0,1% con respecto a los últimos 12 meses.
Estas cifras han desconcertado a la mayoría de los economistas y nosotros buscaremos una explicación que dé cuenta la situación social del país.
Lo primero que debemos advertir, es que la medición se hace sobre trimestres móviles, es decir, se promedian los datos de tres meses y se presentan, lo que busca hacer que las cifras entregadas sean suavicen en el caso de meses con situaciones extremas. Por lo tanto, la verdadera medición sobre el empleo en el tiempo del estallido social debería verse en la próxima entrega del INE, donde se incluiría el mes de diciembre del año 2019.
Segundo, al analizar la tasa de participación laboral, es decir, las personas que están dispuestas a trabajar, vemos que a un año la tasa ha bajado de 59,4% 59,2%, o sea existe una fuga de personas en edad de trabajar hacia la inactividad. De hecho, si mantuviéramos las tasas de participación laboral del año anterior y los niveles de ocupación de este periodo, la tasa de desempleo habría sido de 7,22%.
Tercero, en una situación de menor participación en la fuerza de trabajo, la tasa de ocupación es menor a la del año pasado, pasando desde el 55,4% al 55,1%. Esto nuevamente refleja que, en parte, la baja tasa de desocupación responde a la salida de personas de la fuerza de trabajo hacia la inactividad. Es posible decir entonces que existe un efecto sobre el mercado laboral que queda oculto a primera vista y que habla de su deterioro.
Programa Políticas Públicas de FIEL
Más detalles del análisis completo aquí (descarga)
EMPLEO Y DESEMPLEO SON2019 FIEL