En el marco de la mayor desaceleración mundial, desde el año 2009 venimos previendo, según distintos informes y analistas, que el mundo va a decrecer un 0,8% y Chile, en consecuencia, decrecería un 0,4% con respecto al PIB. Es decir, el país hace tiempo viene presentando problemas estructurales.
Por lo mismo, y mientras el Banco Central ha ido anunciando una serie de bajas en a política monetaria, con un sesgo claramente reactivador de la economía, el Presidente Piñera, en cambio, ha echado un gran balde de agua fría sobre nuestro futuro inmediato, anunciando que en el proyecto de Presupuesto 2020, que se comenzará a discutir en el Congreso, va a crecer solo un 3%; estamos hablando del presupuesto de menor crecimiento desde el año 2003. Con esto, han dejado la economía a su suerte ante la tempestad.
Por otra parte, anuncian que el proyecto de presupuesto nacional 2020 aumentará el gasto en pensiones a partir de la aprobación del proyecto de ley. Si bien, una parte iría a mejorar la pensión básica solidaria, el efecto de la cotización adicional del 4% tardará 40 años o 12 gobiernos para recién ver sus efectos íntegros, mientras tanto, los actuales jubilados recibirán aumentos escalonados y que no alcanzarán para superar la línea de la pobreza, por ende, el efecto reactivador será marginal.
Además, el Presidente supone que existen un conjunto de proyectos de ley como modernización del SENCE, Salas Cunas, Pensiones, Tributaria, Educación y Medio Ambiente, que deberían incidir en la mejora de puestos de trabajo y salarios, el problema está en que la sumatoria de esos proyectos disminuyen los ingresos del Estado, los recursos de capacitación; se crean espacios de negocios para privados, como el caso de las salas cunas, y se impulsan leyes de flexibilización laboral que harán más precarios los trabajo.
En general, las iniciativas del Ejecutivo van en la dirección de hacer más inestable la economía por medio de la concentración de la riqueza, tal como lo han denunciado la OCDE, el FMI y la OIT.
La solución debe pasar por el fortalecimiento del Estado y de las políticas de demanda agregada, tanto a nivel de inversión y gasto, donde el esfuerzo esté puesto en que los más pobres puedan capear una tormenta que se cierne sobre todas las economías del mundo.
Una vez más el gobierno señala objetivos que no se cumplen con las medidas anunciadas. Es esperable que las expectativas de crecimiento sigan a la baja y el aumento de la incertidumbre impida el despegue de la economía chilena, redundando en menos empleo, salarios y crecimiento.
De hecho, se espera que el crecimiento económico del próximo año esté en el rango de 2% al 2,5% del PIB, por lo que necesitamos un presupuesto que aumente en torno al 5% para hacer frente al 2020, un compromiso legislativo con la estabilidad laboral y el aumento de los salarios para empujar la economía.
Fernando Carmona, Economista y coordinador del Programa Políticas Públicas Fundación Fiel/CUT