El economista y coordinador del Programa de Políticas Públicas de la Fundación FIEL, Fernando Carmona, tras la promulgación del Ingreso Familiar de Emergencia vía veto presidencial, realizó un análisis respecto a cómo se podría acercar a una renta de emergencia justa, que permita garantizar a las familias un ingreso digno para el cuidado y protección del Covid-19.

En este contexto, la Renta Básica de Emergencia es quizás la principal medida para sostener el tejido productivo y el empleo del país. En definitiva, es la principal medida económica, social y laboral durante la emergencia sanitaria. Pero para que este rol se cumpla, se deben considerar al menos cinco elementos: tiempo, población objetivo, monto, forma de pago y financiamiento.

El Estado de Emergencia decretado por el Gobierno le permite, entre otras cosas, congelar precios de alimentos y fármacos, congelar los planes de atención de salud de las ISAPRES, diferir los pagos de servicios básicos, congelar el pago de créditos, así como poner bajo el control estatal las empresas estratégicas para enfrentar la crisis.  Pero aún sin estas medidas, la posibilidad de llevar adelante una Renta Básica de Emergía de montos adecuados, con una amplia cobertura y por una cantidad de tiempo necesaria, tampoco está en la agenda y se buscó aprobar el menor apoyo posible a las familias, dejándolas abandonadas a una pobreza que va air en aumento, francamente una vergüenza.

La sobre ideologización del gobierno lo lleva a ir en contrapelo a lo que proponen organismos como la OCDE, la CEPAL, la OIT o la ONU, que han dejado de ver que la principal riqueza de cualquier país es su gente, sus trabajadores, sus ciudadanos. Nada se puede construir desde la pobreza que no sea una mayor desigualdad en uno de los países más desiguales del mundo.

Todos los que estamos en oposición a este Gobierno debemos convocarnos en la defensa de la gran clase trabajadora, que va desde la vendedora ambulante hasta el joven profesional, pues todos ellos dependen de su fuerza de trabajo para sobrevivir en un sistema social y económico neoliberal, que prefiere resguardar ganancias privadas antes que vidas humanas.

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